
Cuando los gaditanos cantaban coplillas
desde lo más hondo de su costillaje,
por mis santos cojones y mi camarilla
con un plumerazo me las ventilé.
Así fue que Delgado, Batato, Fletilla,
los abanderados del libertinaje,
se tragaron su age sus burdas letrillas
y sus fiestas también.
Y por eso inventé los febreros vacíos,
batallones, casetas de pocas caretas y mucho señorío,
por supuesto la boca cerrá por la gloria de España,
por España, por España.
Pero cuando regresan los carnavales
y con ellos las dichosas libertades,
las boquitas siguen estando cerrá,
pues tienen miedo al fracaso,
miedo a no ganar,
perder el premio, el aplauso, perder la final,
por miedo, sólo por miedo, se autocensuran.
Que pensaría Delgado, Fletilla y demás,
viendo que en el carnaval,
dan mas miedo los fracasos
que una simple dictadura.
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