domingo, 29 de mayo de 2011


Las mariposas


El primer premio de coros en 1934 fue el que le traemos a continuación, el coro de Las mariposas, con la autoría de Francisco García de Quirós, Fletilla, Ramón Cebada y Arturo Ossiel. El segundo premio sería para las cometas y el tercero para los caballeros del siglo XVI.

En la web de memoriadecadiz.es recojo lo siguiente: "Publicado en Diario de Cádiz el 12 de febrero de 1934. En la noche del pasado sábado tuvo lugar en el Cine Municipal la sesión final del concurso de comparsas y chirigotas. Después de pasar todos los grupos por el escenario, el jurado hizo público el veredicto. Para coros en carroza el primer premio ha sido para Las Mariposas, (en la foto), con 1.000 pesetas. El segundo para Los Cometas, 750 pesetas, y el tercero para Los caballeros del siglo XVI, 400 pesetas. En el apartado de chirigotas, el primer premio ha sido para Los vendedores de erizos, 400 pesetas, seguido por Los Herbolarios, 200 pesetas y Los Picolos, 125 pesetas. El jurado acordó dar un premio especial a la veteranía de la chirigota Suárez y sus baratilleros. También obtuvo premio de 200 pesetas el coro a pie, Reaparición de los caleseros. Otro premio especial, de 100 pesetas, se concedió al grupo ¿Vamos a desarmarnos? Mientras tanto la animación no ha decaído en momento alguno y las calles estaban anoche llenas de personas disfrazadas. El ambiente en los diferentes bailes programados era superior al de años anteriores. "

Un cuadro muy doloroso
vimos en la noche del seis de enero,
noche de fiesta inocente
donde el maldito dinero
al padre necesitado
causa desesperación.
Frente a unos juguetes
a una criatura vimos llorar
mientras que su madre
con sentimiento lo hacía callar.
"No llores mi niño
que me destrozas el corazón,
no tendrás reyes este año
nadie tiene de ti compasión".
Cuando esto pronunció
se acerco un caballero
que al oírle su llanto
le ofreció algún dinero.
¿Dígame, preguntó,
si es que este pobre niño
no tiene más que a usted
como único cariño.
La pobre mujer
contestó al hombre generoso
mi niño no tiene padre,
navegante fue mi esposo.
Un día naufragó
para nunca verlo jamás,
en cambio la compañía
que nos deben amparar
nos condena sin conciencia
a morir de hambre y necesidad.

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